martes, 30 de abril de 2013
Relato del día que nunca fue
Desperté sabiendo que el día de hoy simplemente no iba a ser para mí, tal vez hoy le tocaba a otro. No me esperaba con los brazos abiertos para que corriera a su encuentro ni me traía dulcemente el desayuno a la cama. Me ignoraba y detesto que me ignoren, porque es lo que me hago a mí mismo.
Como quienes salen de fiesta y "pasan de largo" la noche, sin dormir, yo hubiera pasado de largo el día para despertarme al siguiente. Todo fue como una de esas películas de cine independiente con largas escenas de silencio y estaticidad. La ducha fue eterna y atrás de mi mirada inerte divagaban recuerdos de hechos que tal vez ni sucedieron, o fueron totalmente diferentes. Mi memoria me tortura embelleciendo aún más los recuerdos bellos, haciendo que parezcan imposibles. Milagros que ocurrieron una vez sola por un posible error cósmico, y lo correcto sería entender que no va a volver a suceder algo así.
La noche fue aún más extraña. Caminé por pasillos repletos de gente que me brindaba así como si nada sus cálidos y afectuosos saludos. Como si me los mereciera. Lo cierto es que no los podía oír bien, las voces de las personas que ya no me hablan sonaban mucho más fuerte, hacían mucho ruido. Entendí que la soledad es sólo de adentro, el primero que falta es uno mismo. Me sentí culpable por no poder embriagarme de esa alegría que tan desinteresadamente me regalaban.
Me sentí como un espectador solitario mirando una película que trataba sobre un tipo sociable, afectuoso y enérgico.
Con suerte mañana me toque a mí.
martes, 16 de abril de 2013
Caos aleatorio
Hoy sentí que tenía ganas de contarle a todo el mundo lo fracasado que creo que soy, pero sin que creyeran que intentaba dar lástima y sin que procuraran consolarme. Y eso que no creo en el fracaso... claramente hoy no fue el mejor día.
A un amigo le dije que no siempre se trata de buscar la felicidad, sino de buscar cosas con las cuales uno se sienta cómodo en todo momento, también cuando generan sufrimientos. Que sufriendo por amor estoy normalmente cómodo. Eso sí, en este día hubiera preferido una tregua. Es difícil no poder discernir si el problema son las cosas que me preocupan o la falta de los abrazos y las palabras que los aplaquen.
Últimamente digo poco, inclusive por este medio. Tengo una extraña sensación, como de haber dicho todo. Estimo haber llegado al punto crítico en el cual nada más puedo decir que aporte a que algo cambie. Si quiero modificar algo debo hacerlo por otros medios, y me he vuelto más callado. Cuando digo más palabras, carecen de contenido.
Ahora lo más paradójico, si pudiera cambiar todo en un simple acto, sospecho que realmente no sabría qué cambiar o siquiera si deseo hacerlo. Sí, antes unas cuantas cosas parecían mejores, pero ¿y si llegaron a ese punto en el cual, como una obra de arte, ya no hay que tocarlos más porque seguir esculpiendo sería comenzar a arruinarlos?
Soy obsesivo, extremista y excesivo, puede que la vida esté eligiendo por mí los puntos de inflexión para que no transforme a los hechos agradables en algo nefasto.
A un amigo le dije que no siempre se trata de buscar la felicidad, sino de buscar cosas con las cuales uno se sienta cómodo en todo momento, también cuando generan sufrimientos. Que sufriendo por amor estoy normalmente cómodo. Eso sí, en este día hubiera preferido una tregua. Es difícil no poder discernir si el problema son las cosas que me preocupan o la falta de los abrazos y las palabras que los aplaquen.
Últimamente digo poco, inclusive por este medio. Tengo una extraña sensación, como de haber dicho todo. Estimo haber llegado al punto crítico en el cual nada más puedo decir que aporte a que algo cambie. Si quiero modificar algo debo hacerlo por otros medios, y me he vuelto más callado. Cuando digo más palabras, carecen de contenido.
Ahora lo más paradójico, si pudiera cambiar todo en un simple acto, sospecho que realmente no sabría qué cambiar o siquiera si deseo hacerlo. Sí, antes unas cuantas cosas parecían mejores, pero ¿y si llegaron a ese punto en el cual, como una obra de arte, ya no hay que tocarlos más porque seguir esculpiendo sería comenzar a arruinarlos?
Soy obsesivo, extremista y excesivo, puede que la vida esté eligiendo por mí los puntos de inflexión para que no transforme a los hechos agradables en algo nefasto.
lunes, 1 de abril de 2013
Escena 19 (fragmento)
-¿Sabés cómo sé que me gusta?
-¿Cómo?
-Porque veo las fotos que sube ella y me duele verlas.
-"Como una patada en el corazón", decía Dolina. ¿Eso es atracción real, o es una fantasía en la cual uno busca provocarse este tipo de sentimientos?
[...]
-(Kierkegard) dice que él tiene dos placeres, el momento de las aventuras y el momento de narrarlas. Dice que son igual de placenteros, como para un trovador o un cuentista. Si lo ves al revés, también funciona: no la aventura y su narración, sino la aventura y su anticipación. Acercarte al objeto de deseo, sentirlo antes de tenerlo.
-Al final la aventura es como el presente, todo el mundo dice que es lo importante pero en realidad no es más que el balanceo efímero que justifica que estén los otros dos lados.
-Lo que decíamos de que si no vivís no tenés sobre qué escribir.
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